miércoles, 9 de septiembre de 2009

"Los esquizos de Madrid"


Ante el aburrimiento que supone estar costreando todo el día mientras las horas pasan sin que ocurra nada, me puse en movimiento.
Era justo el momento de hacer todo lo que en lo que fue mi anterior y super ajetreada vida, no pude hacer. Un poco de deporte, intentar hacer algunas dianas en la cartelera, descubrir nuevos cocktailes o pubs donde reírme con mis amigos, leer la gran pila de libros que tenía acumulados en la mesa y, como no, pasearme por alguna exposición reveladora que Madrid (la suma de todos dando como resultado un gran cero) me pudiera ofrecer.

Grata sorpresa descubrir que hay vida después de Sorolla. Como me ocurre siempre, había ido dejando la exposición para más adelante hasta que, en el sprint final, me di cuenta que me había quedado sin entradas. Fuese por obra del gran talento de este pintor valenciano o por obra de los magnates del marketing, tuve que descartarla de mis opciones.

Pero no todo estaba perdido, otra exposición yacía tímidamente en la agenda cultural de Madrid: “Los esquizos de Madrid” en el Reina Sofía. Ni que decir tiene que también está en sus últimas, el 14 de este mismo mes darán el último pase.

Los esquizos de Madrid son un grupo de artistas que surge, según nos cuentan, de manera casi casual, sin premeditación ni alevosía, en los años 70 unidos por dos principales vínculos: la galería de arte madrileña Amadís y el también artista Javier Urtay.

La muestra se centra en un periodo de tiempo clave políticamente, socialmente y culturalmente hablando, un periodo que da sentido y marca el espíritu de este grupo; el final de la dictadura y el principio de la democracia. Uno de los integrantes, Herminio Molero, creo que deja claro esta importancia temporal y el alma que movía al grupo “Realmente, nuestra forma de lucha consistía en ignorar que existiese una dictadura”. Otro de ellos, Carlos Franco, matiza este concepto “"Nos negábamos a asumir que el tiempo que vivíamos era un tiempo muerto hasta que se acabara la dictadura, decidimos vivir con todas las consecuencias y las contradicciones; hartos de tener que tomar partido optamos por vivir nuestra vida"

Buscaban un arte vivencial, fuera de formalismos y reestricciones, para ellos “la dictadura estaba muerta” y, bajo esta premisa, basaron su arte en la propia experimentación, se nutrieron de todo aquello que habían aprendido, leído, visto u oído. Salvador Dalí y De Chirico como influencias pictóricas, pero también psicoanalistas como Lacan o músicales como David Bowie dejaron su reflejo en este grupo.

¿Cómo resultado? Una exposición que muestra un arte caracterizado por el color, el movimiento, la narración y la figuración. La trasgresión de las imágenes, de los colores, del juego con los diversos materiales; la ironía con la que muestran temas cotidianos deja claro que, aún en un régimen dictatorial, la libertad de los sueños, de la imaginación y de las vivencias era rabiosamente libre. Una muestra que deja patente que estos “esquizoides” supusieron toda una revolución en los 70 y una mirada hacía lo que sería el futuro, los ochenta y su “archiconocida” movida.

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